viernes, 12 de marzo de 2010

BICENTENARIO



1810-2010

200 AÑOS DE AMOR Y DESENGAÑO

Cerca de cumplir un aniversario más de la Revolución de Mayo en donde se organiza el primer gobierno patrio o la Primera Junta, que fuera conformada por hombres provenientes de distintas de extracciones políticas y sociales o pese a ellas no fueron, sin embargo, obstáculo suficiente para encontrarse unidos en torno a un único sueño: liberarse del yugo español. Eran tiempos en los que la Corona española prefería someterse al poderío francés antes que permitir la emancipación de la América Criolla y así Cornelio Saavedra , J J Castelli, Manuel Belgrano, Ascuénaga, Alberti, Domingo Matheu, Larrea, Juan José Paso y Mariano Moreno por fortuna, destino o virtud se encontraron para darse a la tarea de pensar un futuro o nuestro presente.
Hoy, a doscientos años de aquellos sucesos, en donde toda decisión, hecho o evento pretende evocar el Bicentenario como si por el solo hecho de ocurrir fuera más importante y para no caer en la tentación de celebrar por celebrar aquellos sucesos, intentaremos comprenderlos en su contexto y pretexto.
Para esto es indispensable reflexionar acerca de lo ocurrido a la luz de la actualidad y significar esta celebración del Bicentenario de la Patria –que no es argentino- haciendo memoria colectiva de ese espíritu libertario-anticolonialista del movimiento emancipatorio para la Patria Grande.
Con- memorar o hacer memoria es hacer presente a la misma y única contradicción: Liberación o Dependencia, Patria Si, Colonia No. Tales opuestos, tantas veces hechos consigna de hombres y mujeres anónimos que entregaron heroicamente todo lo que fueron y tuvieron para que hoy podamos decir entre todos : Somos. Haremos memoria, entonces, para acortar distancias, buscar la verdad y así marchar hacia una Nación un poco más justa en la podamos reconocernos.
Es cierto que alcanzamos la independencia de la Patria un 9 de Julio de 1816, pero hubo un antes y un después, no fue más que el resultado de una larga historia de enfrentamientos sangrientos, precedidos y continuados por luchas fratricidas a causa de proyectos e intereses que se contraponían sustanciados en dos modelos de país o dos ideas de ser Nación. Uno que a cada instante se presenta como vencedor, único y oficial, otro que parece siempre naufragar, el de una Nación más allá de nuestras actuales fronteras, que busca vencer el silencio que imponen los vencedores en nombre de la prudencia, el orden o la civilización. Esos mismos que por 1810 evocaban una independencia sin estar dispuestos a abandonar los privilegios heredados de la colonia para luego erigirse como una oligarquía gerenciadora de las conveniencias vernáculas.
Liberación o Dependencia, Patria Si, Colonia No; antinomia que se hace grito, canto y marcha cada vez que el pueblo inunda la Plaza como signo de reafirmación y de apropiación. Es allí donde siempre desde 1810 hasta nuestros días a donde recurrimos todos cada vez que nuestra conciencia se encuentra con la historia, para saber que todavía somos y queremos seguir siendo.
Doscientos años después, esos opuestos cobran significado, aquella corriente emancipatoria que inundaba la hoy llamada Latinoamérica, la de Yupanqui, de Bolívar, de la resistencia de Liniers a las invasiones Inglesas, de Güemes y Artigas de todos los que fueron capaces de pensar, soñar, pelear y sufrir para ser una gran Nación parece renacer.
Una Patria Grande frente a la mirada posibilista de los hombres del puerto, liberales y librecambistas que optaron por una Patria Chica hija de la balcanización, proyecto disolvente de las Provincias Unidas del Sur –aquel gran sueño artiguista- renace con la búsqueda de un destino común entre los estados nacionales de la región que con proyectos políticos bregan por la independencia económica y la soberanía política auto determinándose y solidarizándose como hermanos para hacerle saber a Bolívar que no aró en el mar.
No intento comparar; solo mirar retrospectivamente, tampoco es una idea circular del tiempo y de la historia al modo griego pero mirar lo que ocurre en el Congreso argentino, las discusiones en su seno, hace que brote aquel el verso troiliano “… ¿Qué se yo si era así?... pero me lo acuerdo así!..” la política de hoy se hará historia para la posteridad, otra vez se repiten los intentos de instaurar los emprendimientos para la entrega.
Miro para atrás y me acuerdo de Funes y Saavedra contra Moreno, otra vez viene Troilo y su dolor “…que desencuentro…” quien dudaría que no querían liberarse de la corona española, el problema era como hacerlo y con quienes. Los dos primeros querían la participación del interior en la Junta grande y Mariano Moreno todo lo contrario, seria un error pretender aplicar las categorías federalismo - unitarismo a esta discusión dada en el seno del primer gobierno patrio, equivocado es suponer que Moreno fue preunitario por el solo hecho de no permitir la participación de los diputados del interior igual considerar los esfuerzos del cordobés Deán Funes y Saavedra como los continuadores de la monarquía en una versión criolla o calificarlos de pre federales únicamente por pedir representación del interior en el gobierno.
Tan errado como creer en personajes que de tanto usar este binomio lo vacían de contenido aplicándolos a su contrario a manera de molde. Eso se advierte cuando representantes de las provincias en el Congreso reclaman por una nueva ley de coparticipación, del impuesto al cheque, de la baja de las retenciones y así dirigentes localistas de provincias ultrarentables se colocan ropaje federal pero para la defensa de los privilegios agrarios, nos son mas que profetas del librecambio y del odio buscando proteger la renta extraordinaria de los menos que tienen mas y muy unitarios serían para someter a los muchos que nada tienen.
Así como Moreno no quería la integración de diputados que hasta ayer se enfrentaban a los intentos de emancipación por saberlos serviles a un imperio como aliados interiores, serán ellos los que una vez logrado el objetivo desplazarán al jacobino y su plan de operaciones para que venga Rivadavia es así como supimos lo que era centralismo porteño, así nos enteramos que Moreno buscaba centralización revolucionara, cosa muy distinta.
Desencuentros, rivalidades y alianzas temporales marcaron este tiempo llamado revolución de mayo por estas cosas no se aconseja congelar los hechos ni colocarlos en molduras deformantes de la realidad.
La lucha que no termina, el Plan Revolucionario de Operaciones de Moreno atraviesa el tiempo hasta un hoy abierto a la posibilidad de un modelo de desarrollo Industrial auto centrado con sustento en el mercado interno que avanza como derrotero contra los embajadores del endeudamiento en las peores condiciones, del recorte del gasto público, del enfriamiento de la economía… del modelo agroexportador. Son los que en cada hora, como en un eterno retorno buscan volver a 1910, a la Argentina granero del mundo, a la Patria Chica dependiente.
Contradicción fundamental o dos bandos: el de los sectores trabajadores desprotegidos y oprimidos de nuestro pueblo –descamisados- frente al bando de la oligarquía y sus aliados, los de afuera y los de adentro, que en estos doscientos años se reconstituyen con otros nombres o rótulos.
Doscientos años celebramos muchos renovando el compromiso, la emoción y el sueño de encontrarnos Unidos para ser una gran Nación, más justa, más libre y mas soberana mientras que algunos otros, no se cuantos, los menos esperan encaramados en sus guaridas acechando la posibilidad de imponer sus pequeños y cortos intereses, son los que no tendrán jamás ni honor ni gloria.
Con doscientos años de la Patria mía, como decía Manzi “…te miro y no se, me cuesta creer que seas la misma que quise una vez…”











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